EL EPILA VUELVE A PONER DE MANIFIESTO SUS CARENCIAS COMO VISITANTE, Y MOSTRANDO FRAGILIDAD EN DEFENSA, CAOS EN EL CENTRO DEL CAMPO E INEFICACIA EN ATAQUE, HACE POSIBLE LA PRIMERA VICTORIA DE LOS DEL SERRABLO EN SABIÑANIGO.

Sabiñánigo 2 Épila 1

Fernando Rosel Lana

El Sabiñánigo antepenúltimo en la tabla con tres puntos y con un golaverage de -6, recibía a un Épila 9º en la tabla, con 10 puntos y con un golaverage de -4.

Los locales afrontaban este encuentro, tras tres jornadas consecutivas sin perder, aunque sin haber conocido todavía la victoria en lo que va de liga, mientras que los epilenses en sus tres últimos encuentros venían haciendo la dinámica alternante de victoria-derrota-victoria sin pasar por el empate, que recuerda al juego del deshoje del me quiere-no me quiere, al que tantas veces hemos jugado de niños.

Lo cierto es que los serrableses acudían a esta cita muy necesitados de obtener su primera victoria, además de bastante frustrados por escapárseles los tres puntos a domicilio en los últimos suspiros de su encuentro la jornada anterior frente al Almudevar. De esta manera, la no consecución de la victoria frente al Épila, los acercaría demasiado al terreno de la duda futbolística existencial, y muy ligada a ella al del desahucio clasificatorio.

Los epilenses por su parte, tras conseguir la jornada anterior una auténtica victoria épica en La Huerta frente al Cariñena, debían intentar estabilizar su actitud e imagen en el campo, apeándose de una vez de la experiencia alternante de los días épicos, frente a los días apáticos.

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El encuentro se celebró con algo de lluvia y una temperatura fresca y húmeda, sobre un césped artificial que ofrecía un estado del terreno de juego en muy buenas condiciones, y con una notable asistencia de público.

La siempre tan necesaria como difícil y respetable labor arbitral, fue llevada a cabo esta vez por el colegiado Sr. Suberbiola Zúñiga, auxiliado en las bandas por los Srs Gimeno y Martínez, que hay que decir que tuvo una actuación excelente, poniendo sobre el campo la autoridad justa y necesaria, tomando decisiones enérgicas y sobrias, evitando al mismo todo tipo de sobreactuaciones y gestos innecesarios.

 

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En el primer acto del encuentro, el Épila intentó la táctica de permanecer a la espera intentando la salida exprés, pero no supo hacerlo manifestando sobre el campo un claro “síndrome confusional”, con claras carencias defensivas, escaso nivel en el control y conducción del balón, y sin ningún tipo de mordiente en el ataque, dando muestras constantes de estar atenazado, confuso y nervioso, hasta el grado de que en determinados momentos del encuentro, entraron en la dinámica de un fútbol de patio de recreo, y de un estar y deambular por el campo como “pollo sin cabeza”.

El Sabiñánigo, por su parte, fue claramente quien tuvo el balón y el dominador del juego, poniéndose fruto de ello con dos cero a su favor ya a los 19 minutos de iniciado el encuentro. Sin embargo, no se atrevió a matar definitivamente el partido y lo acabó pagando, viendo como el Épila recortaba su ventaja en una jugada a balón parado, poco antes de finalizar la primera parte.

Como consecuencia de todo lo anterior ya en el minuto-6 el Sabiñánigo marcaría su primer gol por mediación de Zamora, en una jugada donde los epilenses “hicieron la estatua y el guardia de tráfico”, colocándose algunos defensores en punto muerto con el brazo en alto creyéndose que eran el árbitro del partido, y cuando se dieron cuenta que el árbitro del encuentro era un tal Sr, llamado Gimeno Barrabés, el balón ya estaba dentro de la portería epilense. Patético pero cierto.

En el minuto-10, el Épila dispuso de una buena ocasión para marcar como consecuencia de un libre indirecto, coqueteando el balón con la línea de gol, pero que acabó no traspasando contemplado por algunos atacantes epilenses.

En el minuto-19, tras varias embestidas del Sabiñánigo y el Épila en puro “síndrome confusional”, llegaría el segundo para los locales, por mediación de nuevo de Zamora, que dicho sea de paso fue su mejor hombre en el campo.

Tras unos minutos de caos epilense, donde el Sabiñánigo pudo haber matado el partido, el Épila se rehízo un poco de su larga zozobra, y en el minuto-38, tras ejecutar un golpe directo, Marcos consigue con trallazo imparable llevar el balón a las mallas serrablesas, poniendo el marcador en un dos a uno para los locales, y dejando el partido abierto para la segunda mitad.

En la segunda mitad, tras el paso por los vestuarios, ya en el minuto-3 la defensa del Épila vuelve hacer aguas, y el hecho de que el balón saliera demasiado escorado por el lateral evita que el tercero del Sabiñánigo suba al marcador, dando el balón en el lateral de la red.

Tras unos minutos, donde los locales hicieron “el bailando con lobos” al Épila, en el minuto-15 a consecuencia del lanzamiento de un saque de esquina, el Épila estuvo a punto de marcar de cabeza, pero la ineficacia ofensiva hizo gala de presencia, y el balón se marchó por encima del tejado de la portería defendida por Sanz.

A partir de aquí, el técnico epilense Remiro decide empezar hacer algunos apaños necesarios tras lo visto en el terreno de juego, taponando primero bien el agujero defensivo, por donde sangraba la herida epilense, y sustituye un poco más tarde casi a continuación dos piezas ofensivas, algo ya cansadas, por “caballos de refresco.

Como consecuencia de lo anterior, el Épila pareció oxigenarse un poco y durante los 15 últimos minutos del partido, se entró en un encuentro sin dueño, con alternativas continuas de ataque y ocasiones claras de gol para ambos contendientes, que podían haber dado lugar a cualquier tipo de resultado.

De esta manera, el Sabiñánigo en el minuto-35, el Épila en el minuto-38 y de nuevo los epilenses en el minuto-42, con buena intervención del portero serrablés. El Sabiñánigo en el minuto-43, y en el minuto-45 de nuevo el Épila, ponen de manifiesto que los últimos instantes del encuentro fueron trepidantes y muy inciertos de cara al resultado, terminando el público pidiendo la hora en el “Joaquín Ascaso”.

En definitiva pues, primera victoria del Sabiñánigo en la liga sumando tres puntos importantísimos, ante un Épila que estuvo anestesiado en la práctica totalidad de la primera mitad del encuentro, y que empezó a despertar en la segunda parte, pero que durante demasiados minutos, hizo gala de excesivos fallos en defensa, de “babelismo” en el centro del campo, y de ineficacia en el ataque.

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