El Montecarlo y el Épila firman tablas en el “José Luis Violeta”, en un partido con ocasiones pero sin goles, dejando a los epilenses casi con el “salvoconducto en el bolsillo” para el ascenso final.

Montecarlo 0 Épila 0

Fernando Rosel/directivo del C.F. Épila

El partido se presentaba a priori como el “partido estrella” de la jornada por lo que ambos equipos se jugaban entre ellos como rivales directísimos. El Montecarlo, afrontaba el encuentro como tercero en la tabla a ocho puntos del segundo puesto ocupado por el Épila, por lo que una derrota de los zaragozanos de Torrero-La Paz, hacía ya prácticamente inviable, aunque no matemáticamente, su posibilidad de ser segundos. En caso de que la victoria fuera para los de casa, era entonces el Épila quien iba a sentir “el aliento en la nuca” de los zaragozanos, teniendo que acabar la liga con cierta tensión, que afectaría a la seguridad y convicción de terminar en los puestos de ascenso.

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Por otra parte, el empate perjudicaba mucho más a los del “José Luis Violeta” que a los de La Huerta, dejando las cosas también bastante difíciles al Montecarlo, de cara a poder alcanzar la segunda posición.
Hasta los goles resultan cruciales en este encuentro, ya que en caso de empate a puntos, el golaverage particular entre ambos decidiría el puesto en la clasificación, y dado que el Épila venció en La Huerta por dos goles a cero al Montecarlo, es este último quien incluso en caso de ganar el partido, se sentía obligado a vencer con un resultado contundente, para superar el mencionado golaverage particular.
Por otro lado hay que decir, que El Épila acudía al “José Luis Violeta” con lo que podríamos considerar casi como el reciente “síndrome culé”, teniendo que demostrarse a sí mismo, que sigue siendo un equipo con aspiraciones demostradas a lo largo de toda la temporada, para ocupar posiciones de ascenso. Por su parte el Montecarlo, afrontaba este encuentro como una gran oportunidad de agarrarse al “todavía se puede”, aunque sabiendo que la victoria sólo sería un paso importante, para meterse entre los dos primeros.

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Este apasionante partido se jugó en la jornada matinal del domingo, con una buena asistencia de público, en una superficie de césped artificial en un buen estado, con temperatura variable y momentos de viento en rachas, que dificultó el control del balón y deslució en cierta medida el encuentro.
La siempre difícil labor arbitral, fue llevada a cabo por el Sr Layunta Gómez como colegiado principal, asistido en las bandas por los Srs. Martínez Romo y Cruz Lafuente, que estuvo francamente bien, siendo facilitada su labor, de manera muy notable, por sus dos auxiliares de banda.
En relación al primer periodo del encuentro, ambos equipos plantearon el partido con mucho respeto al rival, y con la estrategia de mantener la puerta a cero, a base de una buena contención, siendo las jugadas más relevantes las siguientes:
En el minuto-2, el Montecarlo lleva a cabo su primera acción de peligro, mediante una jugada a balón parado, que se resuelve sin consecuencias en el marcador.
En el minuto-9, es el Épila quien dispondría de una buena ocasión para abrir el marcador, elaborando una buena combinación entre Gladiator Valdés, que realizó un gran encuentro en el centro del campo, EspartanoLeónidas Iván que entró por banda a manera de falso extremo, y puso un balón excelente al núcleo del área del Montecarlo, y cuando el balón cogía puerta camino de la red, su portero Mayo realiza una extraordinaria intervención evitando el tanto epilense, en una gran estirada que envía el balón a córner, costándole su lesión y teniendo que abandonar el terreno de juego para ser sustituido, tras unos minutos de intentar sin éxito ser rehabilitado.
El saque de esquina es botado por el Mono Esteban con mucho peligro, haciendo el balón la parábola propia de buscar entrar en la portería zaragozana de manera directa, pero la defensa montecarlina saca de manera excelente el balón, deshaciendo el peligro.
En el minuto-26, el Épila mediante la Roca Berges combina con AdriánMaster, quien ante el portero Sangüesa que había sustituido a mayo por lesión unos minutos antes, pierde el último control del balón, marrando una clara ocasión de abrir el marcador para los epilense, terminando el balón en córner.
El saque de esquina es botado de nuevo por el Mono Esteban, que envía un buen balón al segundo palo y allí tres jugadores epilenses en boca de gol, no aciertan a enviar el balón a la red montecarlina, cuando Sangüesa ya estaba batido, marrándose de nuevo otra ocasión clara de gol.
En el minuto-28, es el Montecarlo quien hilvana una buena jugada en profundidad hacia la portería del Épila, fallando una clara ocasión de adelantarse en el marcador.
A partir del minuto-30, el Montecarlo se estira más buscando el área rival, y en la parte final de este primer acto, consigue encerrar al Épila en su campo, creando peligro especialmente a balón parado, obligando a la línea defensiva epilense y a su portero el Gato Fabre, a tener que emplearse a fondo para poder acabar con la portería a cero.
En el segundo acto del encuentro, el Montecarlo cambio claramente su estrategia de juego y se fue sin especulaciones hacia la victoria, ya que el empate le servía de muy poco. Adelantó sus líneas y quiso decididamente tomar el control del balón y del juego, mientras que el Épila mantuvo su dibujo inicial de estar bien colocado en el campo, con una sólida defensa, y practicando “la caza en el puesto de espera”, aprovechando sobre todo la fortaleza de Gladiator Valdés en el centro del campo, y la velocidad del Galgo Dani.
Ya en el minuto-1, un delantero del Montecarlo arranca con gran decisión y verticalidad hacia la portería epilense, y filtrándose por todas las líneas del rival, consigue llegar a las inmediaciones de la portería del Gato Fabre y disparar a puerta, pero el balón sale desviado por poco junto a la cepa del poste izquierdo de la portería epilense, teniendo una clara ocasión de romper el cerocerismo inicial.
Poco a poco, el viento fue arreciando haciendo cada vez más difícil el control del balón por parte de los jugadores de ambos equipos, y desluciéndose en cierta media el juego.
En el minuto-28, el Épila consigue elaborar una buena jugada, llegando con efectivos y de manera peligrosa a la portería del Montecarlo, pero queda anulada al final por fuera de juego.
A partir del minuto-30, el Épila consigue sacudirse algo el dominio de juego del Montecarlo, que venía haciendo durante muchos minutos de la segunda parte su mejor fútbol, haciendo minutos de señorío en el centro del campo con velocidad y precisión en los pases de balón, practicando un fútbol casi geométrico euclidiano, de escuadra y cartabón, al que el Épila respondió muy bien con un fútbol serio de fusión de líneas, y con una excelente contención, dando muy pocas oportunidades reales de cara al gol a su rival.
En el minuto-34, el Épila tuvo quizás su más clara ocasión de marcar en las botas del Duende Canario, quien tras una muy buena combinación entre Gladiator Valdés, el Galgo Dani y Excelsus Vicente, recibe libre de marca dentro del área montecarlina, un balón de oro, y remata demasiado precipitadamente a la portería de Sangüesa, enviando el balón muy por encima del travesaño, perdiendo una excelente oportunidad de haber inaugurado el marcador y, quizás, de haber inclinado el partido definitivamente al lado de su equipo.
En el minuto-44, el Épila gozaría de otra buena ocasión, aunque no tan clara como la anterior, esta vez por mediación de Excelsus Vicente, que estuvo muy activo y peligroso los minutos que estuvo en el campo, y que mediante un tiro seco y raso al segundo palo de la portería montecarlina, estuvo a punto de introducir el balón en las redes del equipo local, saliendo ajustado a la cepa del poste derecho de la portería de Sangüesa.
Con este resultado el Épila, que hizo un planteamiento inteligente del encuentro, disponiendo de varias ocasiones para haber abierto el marcador, consigue un buen resultado para sus intereses, estabilizando su sustanciosa ventaja respecto al tercer clasificado, y “mete pie y medio” en las plazas de ascenso directo, mereciendo ser felicitados por todo ello, tanto todos sus jugadores por la intensidad, compromiso y disciplina que mostraron a lo largo del todo el encuentro, como sus técnicos por el planteamiento y conducción de este difícil partido, a lo largo de los noventa minutos.
Por su parte, el Montecarlo merece también ser felicitado por el buen juego demostrado en determinadas fases del encuentro, especialmente en la segunda mitad del mismo, así como por haber intentado doblegar a un Épila, que se mostró muy sólido y contundente en sus líneas.
No obstante, hay que decir que con este resultado, el Montecarlo no sólo tiene ya muy complicada la obtención de una de las plazas de ascenso directo, sino que queda “en un pañuelo”, en la pugna con sus rivales más directos por la tercera plaza al haberle recortado distancia, que bien podría ser también que diera acceso al ascenso de categoría.

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