Un Épila plano, gris, atenazado y sin ideas, pierde el liderato en el “José Viela”, frente a un Mallén mucho más ambicioso, ordenado e intenso.

Mallén 2 Épila 0

Fernando Rosel/directivo del C.F. Épila

Los malleneros recibían a un exultante líder con unos números en su haber, que hablan por sí solos, pero con el hándicap que supone siempre jugar como visitante, acrecentado por el aumento de motivación extra, que produce en el rival el hecho de enfrentarse al líder.

El Épila acudía al José Viela con la obligación de ganar para no dar opciones al segundo clasificado de arrebatarle el primer puesto de la clasificación, mientras que el Mallén jugando en su feudo y contra el líder, afrontaba este encuentro muy motivado por el importante y valioso trofeo de sumar tres nuevos puntos, como consecuencia derivada de “desplumar” al que en estos momentos es el “principal gallo del corral”, que de paso le permitirían escalar algún puesto en la clasificación, una vez conseguida ya prácticamente su permanencia en la categoría.

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El partido se jugó en una superficie de césped natural pero no en buen estado, con temperatura agradable, aunque con algo de viento, con una aceptable asistencia de público.
Como anécdota interesante del encuentro, cabe señalar que dos de los jugadores, que en este encuentro se enfundaron la camiseta del Mallén, Albert Roncea y Sito, habían defendido la temporada anterior la elástica epilense, guardándose un buen recuerdo de ambos entre los aficionados del Épila. Siendo precisamente Albert Roncea, quien marcaría por partida doble los goles de su equipo, dándole la victoria frente al líder.
La labor arbitral, fue llevada a cabo por el Sr Clemente Abad, como colegiado principal, auxiliado en las bandas por los Srs. Abbou El Mourabit y González Ferreira.

Lamentablemente, y sin olvidar en ningún momento lo difícil que resulta siempre ser la labor arbitral, hay que decir que el Sr. Colegiado de turno no estuvo ni mucho menos a la altura del encuentro, erigiéndose en el protagonista del mismo, especialmente en la segunda mitad, en donde se dedicó a “embaldosar de tarjetas” de todo color “desde el suelo al techo” al equipo visitante, con actuaciones demasiado facilonas a la hora de pitar un encuentro regional, viéndose claramente sobre el césped del “José Viela”, la sombra proyectada del típico “árbitro caserón”, digno de ganarse los favores del equipo local y de sus seguidores.

No obstante, es también cierto, y en esto hay que romper una lanza a su favor, que determinados jugadores epilenses se lo pusieron demasiado fácil con sus protestas, sabiendo que es el argumento facilón de los árbitros caseriles, para “desenfundar el revólver y tirar a matar”, desarmando táctica y psicológicamente al equipo visitante.
Mucho pues, tendrán que reflexionar tanto los jugadores de perfil protestón, si quieren aprender a saber estar en un encuentro sin perjudicar a su equipo, como también el Sr. Clemente Abad si quiere, por su parte, adquirir más credenciales a la hora de evitar el perfil de “arbitro caserón”, y así saber ser y estar como árbitro de talla y fuste, en esa tan siempre difícil tarea de arbitrar.

Las secuencias más relevantes de la primera mitad del encuentro, fueron las siguientes:

En el minuto-2, el jugador del Épila el Duende Canario consigue meter un buen balón en profundidad que corre bien AdriánMaster y rompiendo la espalda mallenera, no llega por centímetros y el portero Santa Eugenia consigue atrapar el balón “in extremis”, desbaratando una clara ocasión de gol para los visitantes.

Durante muchos minutos de este primer periodo, ninguno de los dos contendientes terminaba de romper la tensa igualdad y no se erigió ninguno de los dos como dueño claro del balón ni del juego.

Habría que esperar hasta el minuto-23, para que el jugador del Mallén Albert Roncea, ex jugador del Épila la temporada anterior, llevara a cabo un rápido, potente y vertical slalom desde más atrás de la línea del centro del campo, encarándose con una convicción espectacular hacia la portería epilense, resultando sorprendente que ninguno de sus oponentes intentara pararlo, dando la impresión de tener un pasillo virtual libre de obstáculos que lo condujo hasta la misma portería rival, reinando “el pasmo paralizante” en todos los jugadores epilenses, y una vez frente a la portería y ante la salida obligada del portero epilense el Gato Fabre, lo bate por bajo, haciendo el uno a cero para el Mallén.

De esta manera, y a partir de una excelente jugada individual, el Mallén lograr romper el equilibrio y poner el marcador a su favor.

En el minuto-25, es el Épila quien por mediación de un saque de esquina botado por el Sombras Sidy, el balón termina en el segundo palo de la portería del Mallén y allí, a portero batido, Polivalencias Guille resbala cuando solo tenía que haber empujado el balón, desperdiciando el equipo visitante una clarísima ocasión de igualar la contienda.

En algunas fases del encuentro, otro ex jugador del Épila en las filas del Mallén, Sito, realizó incursiones peligrosas desde la posición de lateral defensivo haciendo de falso extremo.

Sin embargo, los últimos minutos sería el Épila quien llevaría el peligro a la portería de Santa Eugenia, con ocasiones claras de haber empatado el encuentro. Así en el minuto-41, el jugador Gladiator Valdés pugna con fuerza un balón dividido, y desde fuera del área consigue lanzar un balón mordido que peligrosamente buscaba entrar lamiendo el larguero, pero el portero mallenero consigue desviar a córner en una excelente intervención.
Y ya justo al final del primer acto, en el mismo minuto-45, es el jugador epilense el Galgo Dani consigue meterse en el estrecho espacio de los dos centrales malleneros, pero llega muy forzado y “la liebre” se le escapa por poco, en una clarísima ocasión de haber conseguido el “gol psicológico” del empate en el mismo momento de irse a vestuarios.

En el segundo acto del encuentro, los dos equipos subieron el termómetro de intensidad en busca del gol, siendo las jugadas más reseñables, las que se expresan a continuación:

En el minuto-9, el Mallén presiona con intensidad la portería epilense, obligando a su portero el Gato Fabre a tener que hacer dos excelentes intervenciones casi consecutivas para evitar el segundo gol del Mallén.

En el minuto-18, es el Épila quien por mediación del Galgo Dani tiene la oportunidad de marcar, mediante un cabezazo dentro del área pequeña que sale fuera por poco lamiendo el larguero.

En el minuto-23, la ocasión sería para el Mallén cuando uno de sus jugadores ofensivos libre totalmente de marca se planta delante del marco epilense y lanza un tiro raso en diagonal y ajustado a la misma cepa del poste derecho del Gato Fabre, que sale fuera por muy poco, levantando el ¡uyyyyyy! en los seguidores malleneros.

El Épila empezó a sentirse confuso con el balón en los pies, como agobiado y muy incómodo por el rival, que fue haciendo el partido cada vez más espeso, dando la sensación de que el Épila se sentía como “un pez en un mar que no era el suyo”.

En el minuto-29, y como si del síndrome del “jugador despechado” se tratara, el excelente jugador Albert Roncea vuelve a “tirar el pulso” a la cobertura epilense, que ayer dicho sea de paso “hizo aguas” en muchos momentos del partido, y poniéndose enfrente del Gato Fabre le bate por segunda vez, haciendo el segundo y definitivo gol del partido, que acabaría con el dos a cero para los locales.

El Épila entró, poco a poco, en el síndrome confusional, y el árbitro en el “delirio de sentirse “alicatador, embelleciendo” al equipo visitante con tarjetas de todo tipo de color. El partido entró así en los “amoríos desairados”, entre los jugadores epilenses y el Sr. Colegiado, en una lucha obviamente desigual en donde, como todos sabemos, gana siempre el que tiene el poder, que no es precisamente lo mismo que la autoridad.

A pesar de todo, no obstante, el Épila todavía tendría una clara ocasión de gol en el minuto-35 de esta segunda parte, cuando Excelsus Vicente consiguió un tiro raso justo al poste de la portería del Mallén que obligó a su portero a realizar una excelente parada evitando el gol.

En los minutos finales los epilenses, acabarían con uno menos y con una alforja llena de tarjetas color calabaza, que tendrá que digerir de cara a los partidos siguientes.

Hay que terminar diciendo no obstante que, independientemente de la nefasta actuación arbitral, el Épila, no estuvo a la altura de su juego habitual en el “José Viela” frente al Mallén, y con esta derrota pierde el liderato de la clasificación, por lo que tendrá que reflexionar muchas cosas sobre este partido si, a la falta de seis encuentros por disputar, no quiere verse desagradablemente sorprendido por sus rivales más directos.

Por su parte, el Mallén consigue una siempre meritoria victoria frente al líder, al tiempo que asegura una posición más cómoda en la tabla, y más acorde con su historial futbolístico, por lo que merecen ser felicitados por ello.

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