UN DESCONCERTANTE PLANTEAMIENTO TÁCTICO, JUNTO CON UNA INACEPTABLE ACTITUD DE LOS JUGADORES EPILENSES DURANTE GRAN PARTE DEL ENCUENTRO, UNIDO A UNA MAS QUE REPROBABLE ACTUACIÓN ARBITRAL, DAN COMO RESULTADO UNA HUMILLANTE DERROTA DEL ÉPILA ANTE EL BREA

Brea 4 Épila 0

Fernando Rosel Lana

Partido muy interesante el que ofrecía a priori este cuasi berbí, entre dos equipos que, en las últimas temporadas futbolísticas, han tenido que medirse siempre como rivales directos, si a eso añadimos que alguno de los jugadores breanos vistió la camiseta epilense temporadas atrás, y que su segundo entrenador, el epilense Sergio Gómez, fue uno de los artífices más importantes en la formación del equipo epilense desde sus mismos inicios en la segunda regional, parece obvio que el encuentro presentara ya antes de su arranque, el suficiente voltaje como para resultar ser, sin duda alguna, uno de los partidos más interesantes de la jornada, en este grupo XVII de la tercera división.

Los breanos acudían a este interesantísimo encuentro, sin haber catado hasta el momento el sabor de la victoria, y ocupando puestos de descenso, con tan solo tres puntos. El Épila por su parte, llegaba a Piedrabuena después de la oxigenoterapia del balsámico triunfo obtenido en la jornada anterior frente al Belchite, que le hizo superar por el momento la cianosis anímico-deportiva, ocasionada por el traspiés sufrido en La Huerta frente al Tamarite, en un partido digno de ser olvidado, encontrándose en estos momentos en la zona cómoda de la clasificación con siete puntos en su haber.

Sin embargo, hay que decir que el encuentro resultó ser en definitiva como la conocida historia de la fábula del “parto de los montes” de Samaniego, ya que lo que se esperaba como un acontecimiento futbolístico de mayor relieve, acabó siendo un partido sosón en gran parte de su contenido, que disimuló su escaso fútbol con un elevado número de goles a favor del Brea, que alegraron a sus aficionados coincidiendo con la celebración de sus fiestas patronales.

La merecida goleada del Brea, vino como consecuencia de un Épila que llegó a Piedrabuena totalmente descafeinado y con las garras cortadas, totalmente romo e inofensivo en ataque, entrando enseguida en el marasmo confusional, que puso en bandeja el triunfo al Brea que ganó merecidamente el partido sin apenas “tener que despeinarse”, aunque haya que decir también que facilitado, innecesariamente, por una nefasta y reprobable actuación arbitral.

El encuentro se celebró con una buena temperatura, en un estado del terreno de juego en no muy buenas condiciones, y con una notable asistencia de público, debido a que a la ya nutrida de por sí parroquia local, se sumó la considerable asistencia de aficionados epilenses, que acudieron a arropar su equipo en este duelo futbolístico.

La siempre tan necesaria como difícil y respetable labor arbitral, fue llevada a cabo esta vez por el colegiado Sr. Sánchez López, acompañado en las bandas por los Srs. Estela Bravo y Martín Salvador, que no pudieron llegar al aprobado debido a su nefasta actuación, utilizando diferentes criterios en las áreas a la hora de señalar la pena máxima, y a la hora de mostrar tarjetas, con claro beneficio para los locales y el consiguiente agravio comparativo y perjuicio de los visitantes. No nos extrañaría, pues, en absoluto, que el evaluador arbitral asistente a este encuentro, siguiendo los principios del siempre respetable colegio de árbitros, no haya tenido demasiadas dudas en este sentido a la hora de levantar el informe correspondiente a semejante actuación arbitral.

En el primer acto del encuentro, se vio como el Brea salió con mucha más intensidad a jugar su partido, y ya en el minuto-2 llevó su primer acercamiento peligroso al área epilense, aunque el balón acabó manso e inocente en las manos del portero visitante.

En el minuto-6, es de nuevo el Brea quien se saca un potente tiro que coge portería, obligando al portero epilense el Gato Fabre a realizar una excelente intervención, enviando a córner un balón que buscaba colarse rozando el larguero.

Durante estos minutos iniciales, sin embargo el fútbol de calidad no hizo acto de presencia en Piedrabuena por parte de ninguno de los dos contendientes, si bien era siempre el Brea que llegaba de manera esporádica con algún peligro a la portería de su rival.

En el minuto-23, el técnico jugador del Brea Montejo lanza una falta a la portería epilense, donde encuentra a Albert Roncea, otrora jugador del Épila, que libre de marca y oposición defensiva, prolonga el balón a la cepa del poste izquierdo de la portería visitante, a donde el Gato Fabre no puede llegar, estableciendo el uno a cero en el marcador para el Brea.

A partir de este momento, el Épila se fue desdibujando cada vez más en el campo, dando la impresión de no estar en el partido, falto de intensidad, desorientado en el campo hasta el marasmo confusional, con momentos de dar la impresión de “quemarles el balón” jugando al pelotazo demasiadas veces desde la defensa, emitiendo el mensaje de inseguridad y temor a su rival a la hora de jugar el balón desde atrás, y muy inocentes en las pocas ocasiones que tuvieron en lanzamientos a balón parado.

En la segunda mitad, el pase por vestuario lejos de servir a los epilenses para ajustar su posición y actitud en el campo, ofreció todavía una versión aumentada de lo que ocurrió en la primera parte, y conforme avanzó el encuentro, el Épila terminó siendo una caricatura de lo que son sus señas de identidad, llegando a producir decepción y malestar en sus seguidores.

En el minuto-2, el Brea protagonizó ya su primer acercamiento al área epilense, con probabilidad de haber aumentado su ventaja.

En el minuto-7, en un ataque breano el Sr. Colegiado aparece con su guión de errores y pita la pena máxima mostrando tarjeta roja directa al lateral epilense Pierre, dejando consecuentemente al Épila toda la segunda parte con un jugador de menos y una defensa de tres. El balón da en la mano del defensa del Épila, teniendo los brazos pegados al cuerpo y sin intención de jugar el balón con la mano, cosa que ocurre minutos más tarde en el área del Brea y aplicando otro criterio completamente distinto, no sanciona de la misma manera, dejando seguir el juego y sin expulsar al jugador breano implicado en la jugada.

Lanzada la pena máxima por Montejo, el segundo gol del Brea sube al marcador y el Épila sufre el golpe psicológico. Tanto es así, que sólo tres minutos más tarde, en el minuto-10, los epilenses reciben el tercer golpe, al marcar el jugador breano Guillén el tercero para su equipo.

A partir de aquí, el Brea juega a su antojo ante un Épila roto sin confianza en sí mismo, adoptando en el campo casi el rol de “víctima propiciatoria”, a pesar de que el técnico del Épila empieza a mover banquillo, en un momento donde ya no sirvió prácticamente de nada.

En el minuto-21, se produce otra clara ocasión para el Brea a balón parado, con buena intervención del portero epilense el Gato Fabre.

A partir del minuto-25, el partido entró en momentos de sobreactuación circense con pérdidas de tiempo y parones de juego, que el colegiado no supo gestionar adecuadamente.

No obstante aun habría tiempo para meter otro gol en la alforja de los epilenses. Y en el minuto-38, es de nuevo el jugador breano Guillén quien marca su segundo gol y el cuarto para su equipo, en un momento donde el Épila estaba tocando el ridículo futbolístico con las dos manos y siendo un juguete roto en manos de un Brea, que no quiso ya gastar más fuerzas de cara a aumentar su ya elevada renta de goles.
De esta forma, el Brea sale de los puestos de descenso anotando su primera y merecida victoria, frente a un Épila que falló estrepitosamente desde el mismo inicio del partido tanto en sus planteamientos tácticos, como en su actitud a la hora de salir a jugar un partido, frente a otro de sus rivales directos como es el Brea, quedando en el puesto 14º a dos puntos del descenso.

Así las cosas, el Épila vuelve a despertar los fantasmas de la desconfianza, ofreciendo por segunda vez en poco tiempo su peor imagen, y mucho tendrán que reflexionar técnicos y jugadores para cambiarla, dejando aparte los errores arbitrales cometidos, que existieron y de bulto, pero ello no justifica en absoluto ni debe justificar, su decepcionante y triste actuación esta tarde en el Piedrabuena breano.

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