Épila 2 Brea 1
Fernando Rosel/directivo del C.F. Épila
Épila y Brea se enfrentaban en La Huerta en lo que, a priori, se presentaba como el partido de la jornada.
Los epilenses llegaban a este partido como segundos en la clasificación, con seis (+4), después de conseguir poner una pica en el “Flandes calamochino”, ganando los tres puntos a domicilio, y vencer de forma holgada en la segunda jornada en La Huerta al rocoso San José, mientras que los breanos acudían a La Huerta como líderes con seis (+5), después de haber vencido en el difícil campo de La Vega en Utrillas y, a renglón seguido, derrotar de forma contundente al JamónCalamocha en Piedrabuena,
El encuentro se celebró sobre césped natural, en jornada matinal en plena celebración de las fiestas patronales, con un buen estado del terreno de juego, temperatura muy agradable, y con una muy buena entrada de público, que salió muy satisfecho de su equipo al final del encuentro por lo demostrado en el terreno de juego.
El arbitraje puede considerarse como aceptable, y aunque tuvo algunas decisiones discutibles, el árbitro principal estuvo sobrio en los gestos, y mostró en todo momento la seguridad que se requiere en un choque, donde la tensión fue alta a lo largo de todo el encuentro, dada la alta rivalidad de los contendientes y lo que ambos se disputaban respecto a ocupar las posiciones de privilegio en la tabla clasificatoria. Si bien hay que decir afortunadamente, que no hubo en ningún momento agresividad gratuita ni malintencionada, en ninguno de los participantes en el choque.
El partido respondió a las expectativas que se tenían sobre el mismo, y tanto locales como visitantes cumplieron con el guión propio de partido de la jornada, realizando en general un intenso y bonito encuentro, que mantuvo en vilo a todos los espectadores desde el pitido arbitral inicial hasta su pitido final, resultando ser un partido de los que “hacen afición”, según diría un castizo del fútbol.
En lo concerniente al primer acto del encuentro, los dos equipos saltaron al terreno de juego con mucha intensidad desde el segundo uno, demostrando un gran respeto el uno del otro, y sin que en los minutos iniciales existiera un dueño claro del partido. En este contexto, el Brea daba sus primeras sensaciones de peligro más a balón parado, mientras que el Épila utilizaba más balones largos, buscando la velocidad por las bandas, pero todo ello de manera bastante espasmódica, a manera de zarpazos y como se dice coloquialmente, muy pendientes de “nadar guardando la ropa”, sabedores de la calidad de su rival.
En el minuto 13, vemos una buena llegada del Épila y un excelente gesto técnico de su jugador Esteban, que lanza un tiro enroscado con mucho peligro al palo largo de la portería de Sanguino, que sale fuera por poco, y que sirve para seguir manteniendo el respeto de su rival, y siendo ante los ojos del espectador la ocasión más clara de gol del partido, hasta ese momento.
En el 18 el Galgo Dani, que fue la pesadilla del Brea durante todo el encuentro, consigue un buen tiro en el área pero sin acierto a la hora de meter el balón entre los tres palos.
Los visitantes cambian estratégicamente de tercio, sacan escuadra y cartabón y como si de excelentes delineantes se tratara, comienzan a elaborar y trazar sobre el cielo del césped epilense unas diagonales de lujo cambiando el juego de manera magistral de un lado a otro del campo, buscando descompensar la posición de la sólida defensa epilense, generando auténtico peligro de cara al gol.
El Brea empezó a utilizar así más su juego exterior en vez del juego interior, viendo que no le daba resultado a la hora de perforar el eficiente muro defensivo epilense, y destacando en el centro del campo de manera magistral su jugador Sarría que controlaba, creaba y dirigía el juego, sirviendo balones de lujo a las bandas, en donde los jugadores breanos recibían exhibiendo muy buenos controles de balón, pero el muro defensivo epilense resultaba ser infranqueable una y otra vez.
Así pues acabó la primera parte del encuentro, sin dueño claro en el partido, exhibiendo ambos contendientes una intensidad y entrega en el campo digna de elogio, pero sin que el protagonista “don gol”, pudiera aparecer en La Huerta.
En el segundo acto, el Épila sale con más intensidad si cabe que en la primera mitad, manifestando sus jugadores ya no con “hambre sino hambruna de gol”, entusiasmando a sus incondicionales con semejante derroche de entrega.
En este ímpetu imperante, el Épila consigue en el minuto nueve dibujar sobre el césped toda una jugada espectacular a través de su jugador el Galgo Dani, que se deshace de dos defensas breanos, sirve en diagonal rasa al palo largo de Sandino y ante la presión de la delantera epilense, el jugador visitante Berdejo introduce el balón en su portería, haciendo el uno a cero para el Épila, y desatando el delirio de la grada que voceaba el nombre del Galgo.
Son minutos de euforia, y los locales se crecen actuando el Galgo como si de un bisturí de cirujano se tratara a la hora de entrar en la ordenada defensa breana, teniendo el Brea que salir al paso como pueden durante unos minutos.
Poco a poco los visitantes logran recomponerse y volver a su pulso habitual respecto de los locales, pero en el minuto 26, la pesadilla del Galgo continúa y en un balón que logra traspasar la barrera defensiva breana, encara con velocidad la salida de Sandino que, en un mano a mano, consigue evitar el segundo gol del Épila haciendo una extraordinaria parada enviando el balón a corner.
Pero en la siguiente jugada, minuto 27, la defensa del Brea titubea ante la posible situación de fuera de juego de dos delanteros epilenses que, muy astutamente, dejan de querer participar con intención en la jugada, y viniendo desde atrás el Galgo Dani, les “roba la cartera” a los centrales breanos, y su disparo es desviado por el defensa breano Berdejo que vuelve a introducir el balón en su propia portería, batiendo por bajo a Sanguino, haciendo el dos a cero para el Épila.
A partir de este momento, a pesar de la losa del dos a cero, el Brea tiró de calidad, casta y oficio y, en el minuto 36, obtuvo su premio como consecuencia de un excelente cabezazo de Samuel Pérez que bate al gato Fabre, estableciendo el dos a uno, que sería el resultado final.
En los minutos finales, el partido se quedó sin dueño, pero fue el Brea en el minuto 42 quien puso en apuros la portería epilense con una ocasión de gol como fruto de un saque de esquina, pero acabados los minutos de prolongación, el resultado ya no se movió.
En definitiva, El Épila le supo tomar las medidas a un gran Brea, llevándose los tres puntos disputados en el fortín de La Huerta y, volviendo a sorprender gratamente a propios y extraños, tanto por su sana ambición, como por su calidad de juego, frente a un Brea que no le fue a la zaga en ningún momento, evidenciando ser un conjunto de calidad, y con mucho oficio en el terreno de juego, por lo que a buen seguro pensamos que será uno de los equipos que, al final de temporada, estará en los puestos más altos de la clasificación.
Desde estas líneas solo me resta felicitar a todo el equipo epilense por su generoso esfuerzo demostrado una vez más en el campo, ante un difícil rival, animándolos a que sigan trabajando con el mismo ahínco y, sin dejar de gozar del triunfo, continúen en todo momento con la suficiente humildad y el respeto necesarios siempre ante cualquier rival, para que las victorias pueden ser auténticas victorias.