La Huerta vibró tras la victoria del Épila frente a La Almunia, en un apasionante derbi entre rivales históricos, y recupera su plaza de líder del grupo.

Épila 3 La Almunia 1

Fernando Rosel/directivo del C.F. Épila

Importante e interesante derbi valdejalonero el que se jugó ayer en La Huerta, como partido aplazado de la jornada 23, suspendido en su día por razones climatológicas, en el que el Épila que durante unas jornadas había perdido su posición de líder, estaba obligado a ganar para dar la alegría a sus incondicionales de, además de sumar tres nuevos puntos venciendo a un rival histórico, volver a recuperar el liderato de la clasificación, que durante tantas jornadas había estado ocupando.

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Por su parte, el equipo de La Almunia, además de por la ya mencionada rivalidad histórica, estaba también obligado a intentar puntuar en La Huerta, para afianzarse definitivamente en la zona de la tranquilidad, al encontrarse todavía en la clasificación, en lo que puede considerarse como zona de “alerta amarilla”.
Todo ello, pues, suponía de entrada que los ingredientes eran más que suficientes, para que el partido adquiriera de salida una gran expectación, dentro y fuera de la localidad epilense.
El partido se jugó en horario nocturno con buena iluminación, estado del césped natural en buen estado, con temperatura fría y con fuerte viento que, aunque la entrada de espectadores fue aceptable con arreglo a la climatología reinante, frenó con toda seguridad la asistencia de un número más elevado de ellos, provenientes tanto de la localidad epilense, como de la localidad vecina de La Almunia y de otros pueblos próximos, que tienen equipos militando en la categoría de regional preferente, interesados también en el resultado final de este encuentro .

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El equipo arbitral, formado por el colegiado principal del encuentro Sr. Ruiz Esquinas, auxiliado en las bandas por González Ferreira y Casañas Aparicio, estuvo bien en líneas generales, sin influir con su actuación en el resultado, en esta siempre difícil función de ser juez imparcial de un partido de fútbol, ante la mirada de jugadores, técnicos y espectadores, que intentan competir por el triunfo.

Antes del pitido arbitral inicial, se guardó un respetuoso minuto de silencio en memoria de las víctimas del ataque terrorista perpetrado en Bruselas

La primera parte del encuentro, el Épila salió como ya viene siendo habitual con mucha intensidad, y teniendo en cuenta que jugó a favor del viento ejerció más tiempo el dominio del balón frente a un Almunia que se defendió ordenadamente y contuvo bien el dominio epilense durante el primer cuarto de hora del encuentro.

En el minuto-11, se produjo por parte del Épila una buena combinación, trenzando una jugada con intervención de varios jugadores, con tiro final a la puerta almuniense con cierto peligro, pero el balón salió desviado a la derecha del palo derecho del portal defendido por Oscar Moreno.

En el minuto-16, se bota una falta directa cerca del área del equipo visitante, y el gran LionHeart Rubén, que estuvo inmenso durante todo el partido y había subido a rematar desde su posición natural de central epilense, con la astucia y bravura que le caracteriza, consigue prolongar la trayectoria del balón, introduciéndolo en las mallas almunienses, haciendo el uno a cero para el Épila.

Eran los minutos de dominio agobiante del Épila, que recordemos estaba jugando a favor del viento, y sólo dos minutos más tarde, en el minuto-19 surge la calidad del toque mágico de balón, que le caracteriza al jugador del Épila El Sombras Sidy, quien botando un segundo saque de esquina consecutivo, consigue introducir directamente el balón a gol en un tiro raseado que, de manera envenenada, se paseó entre el bosque de piernas de la defensa almuniense, haciendo el dos a cero para el Épila, dejando asombrados tanto a los protagonistas del encuentro, como a los propios espectadores.

En el minuto-22, es la Ardilla Diloy quien tras continuos acercamientos dl Épila consigue un buen balón y sin oposición defensiva conecta un fuerte tiro a la portería de La Almunia, pero sale muy desviado por encima del larguero.

En esta primera parte, el balón cuando caía en los pies almunienses le duraba muy poco, pero en el minuto-29 La Almunia consigue un acercamiento peligroso al área epilense y logra conectar un buen tiro, pero sale muy alto y desviado de los tres palos de la portería.

La Almunia intenta contrarrestar este domino atacante del Épila, adelantando líneas, jugando la siempre peligrosa táctica del fuera de juego.

En el minuto-38, se produce otra jugada peligrosa del Épila, como fruto de un saque de esquina que prolonga de cabeza el Duende Canario hacia el segundo palo, y en boca de gol otro atacante epilense se cae solo al suelo cuando solo hacía falta empujar el balón a gol, desaprovechándose la oportunidad de haberse puesto con tres a cero en el marcador favorable a los epilenses.

En el minuto-42, La Almunia consigue un acercamiento dentro del área epilense, la defensa local deja un balón muerto en el núcleo del área y Diego Gracia “fusila” de manera inapelable al portero epilense el Gato Fabre, recortando distancias para su equipo, y poniendo el marcador en un apretado dos a uno, que metía de lleno de nuevo a los almunienses en el partido.
Prácticamente, casi sin solución de continuidad, el Sr. Ruiz Esquinas daría por finalizada esta primera parte, que dejaba el partido abierto a todo lo que pudiera devenir a lo largo y ancho del segundo acto.

La segunda parte del encuentro, fue La Almunia quien tuvo el fuerte viento a favor y enseguida fueron los almunienses quienes cogieron el dominio del balón, metiendo balones largos muy peligrosos al área del Épila en busca de sus delanteros, y de posibles rechaces de la defensa epilense, que el viento impedía que no fueran del todo lo suficientemente potentes para alejar el balón del peligro.
No obstante, el Épila conseguía estirarse de vez en cuando con peligro, y en una de esas ocasiones, en el minuto-8 el siempre incómodo, veloz y persistente Galgo Dani se mete con el balón “hasta la cocina almuniense”, y llega hasta casi la misma línea de gol de la portería de Oscar Moreno, donde la defensa almuniense salva con una actuación excelente lo que ya se cantaba como gol.
Poco más tarde, el Galgo Dani caería lesionado y tendría que abandonar el terreo de juego, aupado por dos de sus compañeros, perdiendo el Épila a uno de sus jugadores más incisivos en ataque.
El Épila, no obstante, no le perdió la cara al partido en ningún momento y a pesar del viento en contra, redobló su intensidad llevando a cabo oleadas de contragolpes muy peligrosos hacia la portería almuniense.
Precisamente, como fruto de uno de esos contragolpes, en un balón largo y raseado hacia la posición del jugador del Épila el Duende Canario, que dicho sea de paso acabó la noche gustando y gustándose como hacía tiempo culminando un gran partido, consigue en una veloz carrera ganar y sobrepasar la posición del defensa de La Almunia, se introduce en el área, con fuerza, velocidad, confianza y decisión inigualables, y algo escorado a la derecha del portero almuniense Oscar Moreno, lanza un fuerte tiro raso al palo contrario del portero, y consigue un golazo de escándalo, sin que el portero almuniense no pueda hacer otra cosa que la estatua, estableciendo así el tres a uno para el Épila, que a la postre sería el resultado final del encuentro.
A partir aproximadamente de la segunda mitad de este acto, el partido entra en una fase de dominio alterno, pero en donde el balón acabaría siendo más de dominio del equipo almuniense, que optó por adelantar más sus líneas intentando encajonar al Épila en su terreno, llegando a posicionarse el portero Oscar Moreno, peligrosamente, casi en las inmediaciones del centro del campo por detrás de su defensa, como un hombre más de posición defensivo-ofensiva, pasando a jugar durante mucho tiempo el balón con los pies como un jugador más de campo.
La Almunia conseguía meter al Épila en su terreno y lanzar peligrosas faltas directas sobre la portería epilense, que se hacían más peligrosas si cabe por el fuerte viento reinante, pero la muralla epilense sacó su casta numantina y no permitió que la portería epilense volviera a ser perforada.
En los minutos finales del partido, el jugador del Épila la Ardilla Diloy, volvió a tener una oportunidad meridiana de marcar, cuando recibió un balón y libre de marca en el área almuniense, en la vertical del marco de Oscar Moreno, consigue lanzar un tiro potente pero no encuentra portería y sale muy alto por encima del larguero.
La mala fortuna de la Ardilla Diloy sin embargo no acabaría aquí, ya que poco más tarde, casi de inmediato pisando el solo el césped, sufrió un esguince de tobillo, que le obligó a abandonar también el terreno de juego.
El Épila muy dirigido tácticamente por Juan Carlos Remiro, puso en escena un gran oficio en el campo, sabiendo gestionar un partido tan interesante como complicado, en el que además de los ingredientes ya señalados, hay que señalar que ambos equipos tuvieron que vérselas con la presencia no deseada de un fuerte viento, que dificultó en gran medida el control del balón y, en consecuencia, del juego, sufriendo ambos conjuntos sus efectos, restando lucidez a un interesantísimo encuentro, aunque en honor a la verdad haya que decir de inmediato que la entrega y el compromiso de los jugadores de ambos equipos, hizo posible contrarrestar, en gran medida, dichos efectos desfavorables
Con este resultado, el Épila vuelve a ocupar el primer puesto de la clasificación, que había ocupado durante muchas jornadas, en detrimento del Brea, que vuelve a tener que resignarse de momento con la segunda plaza, dejando abierta una apasionante lucha por el liderato hasta el final de la liga.
Por su parte La Almunia, queda en la misma situación que estaba y, aunque tiene un buen colchón de puntos de ventaja sobre las posiciones que marcan el descenso de categoría, pensamos que tiene además suficiente capacidad de solvencia futbolística, como para no pensar en esa adversa circunstancia.
Una vez más, deseo felicitar a todos los jugadores epilenses y a su técnico Juan Carlos Remiro a la cabeza, por saber plantear un partido que implicaba alta responsabilidad, como un conjunto muy compacto, que a manera de pelotón de combate romano, llevaron a cabo casi a la perfección tácticas de despliegue y repliegue como una unidad muy sincronizada, donde se podía ver claramente la puesta en escena y aplicación de la literaria consigna, que el famoso escritor Alexandre Dumas hizo en su célebre novela de Los Tres Mosqueteros, es decir el “Todos para uno y uno para todos. Dios salve a la reina”, que aplicado al Épila y uniendo el grito que a los jugadores del Épila les gusta decir en el comienzo de sus partidos, sería algo así como: “Todos para uno y uno para todos, Épila Dios”.
Para terminar solo me resta felicitar a todos los participantes de este encuentro, epilenses y almunienses, por su excelente espectáculo futbolístico protagonizado en La Huerta epilense, en una fría y desapacible noche, Así como a todos los asistentes al encuentro que, como espectadores que le gusta a rabiar el futbol regional, acudieron a presenciar el encuentro a pesar de las adversidades climatológicas

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