El comienzo del choque tuvo muchas imprecisiones. El Mequinenza gozó de más ocasiones y llegadas al área. Ambos conjuntos buscaban posicionarse bien el campo para mejorar su táctica de juego. La primera ocasión del Épila la tuvo Diloy, pero su lanzamiento se marchó fuera.
Aleta tuvo mucho trabajo en la portería. El arquero salió con los puños en jugadas a balón parado para evitar ocasiones de gol por parte del Mequinenza. El Épila tenía más control de balón e hilaba buenas jugadas. Los visitantes intentaban sorprender a balón parado, pero la defensa local estaba realmente bien.
El partido tenía mucha intensidad y dureza, demasiadas faltas que cortaron el ritmo de juego. Adrián marcó en el minuto 35 de cabeza en un córner. Diloy golpeó bien la pelota para que le cayera en buena posición al delantero epilense, que no perdonó a bocajarro. La primera parte acabó con la lesión de Samperiz, al que le deseamos una pronta recuperación.
Intensidad y dureza
En la segunda parte, Rubi entró por Samperiz y Catalán cambió el sistema. Illarramendi se desplazó al lateral izquierdo y Rubi tuvo libertad en el centro del campo. El Épila buscaba sentenciar el partido, lo intentó por medio de Rosagaray pero no tuvo fortuna.
El entrenador seguía moviendo el banquillo, Mono entro por Pablo García en el minuto 72. El encuentro fue muy duro, muchas faltas y parones que no beneficiaron al espectáculo del juego. Illarramendi fue expulsado por parte del Épila y Fran Carbonell en el Mequinenza.
Los visitantes buscaron el gol hasta el final y Guillem Adabo marcó en el minuto 93, aprovechando un centro de su compañero en el segundo palo. Así, acabó un choque que tuvo demasiada agresividad y faltas.